La fueteadora es una serpiente propia de las selvas del Putumayo en Colombia. No muerde, pero es capaz de enroscarse en las piernas y dar a las personas una tremenda paliza hasta hacerlas sangrar. Dicen que se desenreda y se pierde entre la maleza, cuando termina de matarlas. No tiene veneno mortal, pero deja a las personas caminando más rápido de lo normal.
Cuenta la leyenda que una de sus víctimas fue un indio que un día se encontraba tumbado en su hamaca, retorciéndose de dolor, pues tenía grandes hematomas en las piernas y en la espalda, a causa de la fueteadora, con quien se había encontrado en la selva y con fuerza le había tomado de las piernas, arrastrándolo y golpeándolo en el suelo. Tres días permanecío tirado, enfermo, adolorido. pero esa tarde decidió levantarse apoyado de un bastón haciendo un esfuerzo sobrehumano para caminar.
Al cabo de quince días, el indio no presentaba en su cuerpo rastros de la paliza recibida por parte de la serpiente, pero la secuela continuaba. Nadie podía caminar junto a él, pues con el tiempo, su andar se volvió bastante rápido. Casi corría como huyendo de la sombra de algún fantasma y todo a causa de la jueteadora.
La gente de la región cree que que la serpiente fueteadora es la correa de San Agustín, que espanta los demonios de las personas. Otros aseguran que esta leyenda se cuenta para advertir a los caminantes sobre chismes, enredos, enemistades y patrañas comunes en esas tierras. También dicen que cuando se mata una serpiente fueteadora, se debe mirar para todos lados porque siempre andan de a dos. Eso sí, afirman que lo importante es matarla y quemarla para que otras serpientes no se acerquen, por el olor a muerte.
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