sábado, 27 de agosto de 2011

La ondina del lago

De los hermanos Grimm, La ondina del lago narra la historia de un molinero que hace un pacto con una criatura de las aguas, una ondina, en el que cambia a su futuro hijo por riquezas. Al final, como hemos aprendido en los cuentos de hadas clásicos, el molinero aprende una lección.











domingo, 21 de agosto de 2011

El gritón


Más que una leyenda se trata de un juego como las nanas o canciones de cuna. Busca ser formativo para llevar a la niñez al respecto de normas y leyes. Del gritón se cuentan muchos relatos con extravagancias y prolongados gritos relacionados con sonidos. Dicen que es un duende que grita y persigue por largos trechos a las mulas cargadas. A veces las adelanta y de repente se vuelve a oir detrás, desorientando y metiendo miedo a los arrieros y despitando sus voces de mando, que confunden la voz del arriero guía, con la del espanto.



Otros afirman haber visto su sombra. Dicen que es un hombre alto y delgado que cruza velozmente los caminos y luego desaparece por los matorrales. Otros imaginan o lo ven, como un arriero cansado, que sentado en un monte, se pone a gritar.



Suele decirse que es el alma en pena de un arriero, que deshace los pasos por todos los caminos que en la vida frecuentó, por eso su presencia era frecuente en el mes de las ánimas del purgatorio. En otros lugares muchos lo ven como un ser premonitorio, que con sus gritos, anuncia borrascas, tempestades e inundaciones. Por eso es muy frecuente oír a nuestros campesinos decirle a los niños: "No grite... no sea desobediente, que se puede aparecer el gritón".


lunes, 15 de agosto de 2011

Cancerbero o Can Cerbero

El uso popular ha hecho de las palabras can y cerbero un solo vocablo: cancerbero, con el significado de "Guardían" o "Vigilante". Con fecuencia se emplea para referirse al guardameta o portero de un equipo de fútbol en expresiones como "Las geniales atajadas del cancerbero evitaron una goleada".



El Can Cerbero era hijo de dos deidades monstruosas llamadas Tifón y Equidna. Su oficio era guardar las puertas del Hades, mundo subterráneo o infernal, a fin de impedir la entrada de los vivos y la salida de los muertos. El poeta griego Hesíodo lo describe como un monstruoso animal que tenía cincuenta cabezas y cola de serpientes y lanzaba terroríficos ladridos. Versiones posteriores lo describen como un perro de tres cabezas.



Solo dos personajes lograron franquear las puertas del Hades a pesar de la vigilancia de Cerbero: Eneas y Orfeo. La Eneida narra que Eneas pudo ingresar al infierno y encontrarse con su padre gracias a la ayuda de la sibila de Cumas, que con un potaje hizo caer a Cerbero en un profundo sueño. Orfeo, por su parte, logró amansar al monstruo y entrar al Hades de su amada Eurídice gracias a la encantadora música de su lira.



Heracles venció al can Cerbero en cumplimiento de uno de los doce trabajos que le había impuesto su primo Euristeo. Cuando el héroe le presentó el monstruo amarrado, Euristeo sintió tanto temor que ordenó que lo devolvieran a su morada.





domingo, 14 de agosto de 2011

Cuando yo vine a este mundo



(Nicolás Guillén)

Cuando yo vine a este mundo,
nadie me estaba esperando;
así mi dolor profundo
se me alivia caminando,
pues cuando vine a este mundo,
te digo,
nadie me estaba esperando.

Miro a los hombres nacer,
miro a los hombres pasar;
hay que andar,
hay que mirar para ver,
hay que andar.

Otros lloran, yo me río,
porque la risa es salud:
lanza de mi poderío,
coraza de mi virtud.
Otros lloran, yo me río,
porque la risa es salud.

Camino sobre mis pies,
sin muletas ni bastón,
y mi voz entera es
la voz entera del sol.
Camino sobre mis pies,
sin muletas ni bastón.

Con el alma en carne viva,
abajo, sueño y trabajo;
ya estará el de abajo arriba,
cuando el de arriba esté abajo.
Con el alma en carne viva,
abajo, sueño y trabajo.

Hay gentes que no me quieren,
porque muy humilde soy;
ya verán cómo se mueren,
y que hasta a su entierro voy,
con eso y que no me quieren
porque muy humilde soy.

Miro a los hombres nacer,
miro a los hombres pasar;
hay que andar,
hay que vivir para ver,
hay que andar.

Cuando yo vine a este mundo,
te digo,
nadie me estaba esperando;
así mi dolor profundo,
te digo,
se me alivia caminando,
te digo,
pues cuando vine a este mundo,
te digo,
¡nadie me estaba esperando!

sábado, 13 de agosto de 2011

El maya y el diablo

(Mitología Americana)


Un maya que vivía en la miseria decidió vender su alma al diablo. Lo invocó y el diablo, viendo que era un hombre bueno, quiso quedarse con su alma, de modo que le ofreció siete deseos, uno para cada día, a cambio de su alma.



El primer día, el maya pidió dinero y el diablo le llenó la casa de oro y riquezas de tal modo que tendría suficiente para el resto de su vida. El segundo día, el maya pidió tener una buena salud y el diablo se lo concedió. El tercer día, el maya pidió comida y el diablo le puso una mesa llena que jamás se terminaba con los mejores manjares. El cuarto día, el maya pidió una compañera que lo amara y con la cual compartir una familia y el diablo hizo aparecer la mujer más hermosa y dulce que fue madre de sus hijos. El quinto día, el maya pidió poder y el diablo lo convirtió en rey. El sexto día, el maya pidió conocer el mundo y el diablo le ayudó a viajar hasta el último rincón llenando sus ojos de sabiduría por todo lo que había visto. El último día, el astuto maya pidió por capricho, que el diablo convirtiera los frijoles negros en blancos. El diablo se puso a lavarlos, pero los frijoles no se volvieron blancos.


Enfadado, el demonio perdió su alma porque no pudo conceder al maya el séptimo deseo, pero para vengarse, desde entonces creó otros tres tipos deliciosos de frijoles: los blancos, los amarillos y los rojos.

sábado, 6 de agosto de 2011

Este niño don Simón

El niño Simón Bolívar
tocaba alegre tambor
en un patio de granados
que siempre estaban en flor.


Montó después a caballo.
Dicen que en potro veloz
por campos de San Mateo
era el jinete mejor.

Pero un día se hizo grande
el que fue niño Simón,
y a caballo siguió andando
sin fatiga el soñador.

De Angostura hasta Bolivia
fue guerrero y vencedor,
por el llano y por la sierra,
con la lluvia y con el sol.


A caballo anda en la historia
este niño don Simón,
como anduvo por América
cuando era el Libertador.