El uso popular ha hecho de las palabras can y cerbero un solo vocablo: cancerbero, con el significado de "Guardían" o "Vigilante". Con fecuencia se emplea para referirse al guardameta o portero de un equipo de fútbol en expresiones como "Las geniales atajadas del cancerbero evitaron una goleada".
El Can Cerbero era hijo de dos deidades monstruosas llamadas Tifón y Equidna. Su oficio era guardar las puertas del Hades, mundo subterráneo o infernal, a fin de impedir la entrada de los vivos y la salida de los muertos. El poeta griego Hesíodo lo describe como un monstruoso animal que tenía cincuenta cabezas y cola de serpientes y lanzaba terroríficos ladridos. Versiones posteriores lo describen como un perro de tres cabezas.
Solo dos personajes lograron franquear las puertas del Hades a pesar de la vigilancia de Cerbero: Eneas y Orfeo. La Eneida narra que Eneas pudo ingresar al infierno y encontrarse con su padre gracias a la ayuda de la sibila de Cumas, que con un potaje hizo caer a Cerbero en un profundo sueño. Orfeo, por su parte, logró amansar al monstruo y entrar al Hades de su amada Eurídice gracias a la encantadora música de su lira.
Heracles venció al can Cerbero en cumplimiento de uno de los doce trabajos que le había impuesto su primo Euristeo. Cuando el héroe le presentó el monstruo amarrado, Euristeo sintió tanto temor que ordenó que lo devolvieran a su morada.
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