domingo, 11 de julio de 2010

Psicoanálisis de los cuentos de hadas

Hansel y Gretel, Caperucita Roja, Blancanieves, La bella durmiente, Cenicienta, Risitos de Oro y los tres ositos, Juanito y las habichuelas mágicas... ¿Quién no quedó cautivado en su niñez con algunos de estos personajes? ¿Porqué seguirán vigentes de generación en generación? A pesar de todos los cuentos para niños que se han escrito, los clásicos cuentos de hadas permanecen, trascienden las épocas, como los mitos. ¿Qué tienen ellos que no tengan todos los demás? Esta es básicamente la pregunta que Bruno Bettelheim se propone responder en su libro"Psicoanálisis de los cuentos de hadas".
Un cuento infantil puede estimular la imaginación, contener una moraleja, divertir, enseñar. Pero los cuentos de hadas además de todos esos atributos, poseen una particularidad: hablan de los conflictos internos de un modo que el niño puede comprender inconscientemente y ofrecen ejemplos de soluciones a las injusticias y privaciones apremiantes; transmiten el mensaje de que la lucha contra las dificultades de la vida es inevitable y que si uno no huye de ellas y las enfrenta, sale victorioso.

Las historias modernas evitan que el niño encuentre en ellas esos problemas existenciales. Tal es el caso de Barney, un programa infantil, visto por más de la mitad de los niños estadounidenses, dónde todos son buenos, solidarios y desean la paz. En los cuentos de hadas, en cambio, la maldad está, como en la vida real, siempre presente:la bruja, la madrastra, el gigante, el dragón. Al terminar el cuento, el malvado es castigado.

Según Bettelheim, lo que importa no es el sentido moral que tiene esta consecuencia, sino la idea de que la maldad no resuelve nada y por eso el malo siempre pierde. En una etapa del desarrollo en que el niño percibe la realidad de manera polarizada: los buenos y los malos, tiene sentido que las figuras sean típicas, sin ambigüedad. El niño se puede identificar sin conflictos con el héroe, el bueno, quien con sus hazañas y a pesar de sus cavilaciones ha logrado vencer los obstáculos.

La pregunta del niño cuando escucha estas historias no es ¿Quiero ser bueno?, sino más bien ¿A quién quiero parecerme? Es decir, no es la moraleja lo que está en juego, sino el sentido de su existencia. Esta es la razón por la cual Bettelheim insiste en que no es la moralidad lo que sostiene el interés de los cuentos de hadas. Es la seguridad de que se puede salir adelante a pesar de los dramas, como el héroe que sigue su camino con una profunda confianza interior, aunque por momentos se pierda y ande a tientas por la oscuridad... llegará la ayuda oportunamente.

Parte del encanto de los cuentos de hadas, reside en que el niño se siente comprendido a través de esas historias, pero no sabe cómo ni porqué. Gusta de ellas, las necesita, las pide una y otra vez. Las recordará toda la vida porque las lleva en el corazón y no han pasado por la razón. Para finalizar, notemos que Bettelheim, psicoanalista de niños, ha escrito este libro para ayudar a que los adultos, especialmente los que tienen niños a su cargo, sean mucho más conscientes de la importancia de dichas historias.







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