domingo, 21 de octubre de 2012

¡Qué importante es hablar bien!

(Sandra Milena Peña)

En repetidas ocasiones me ha sucedido que mientras paseo en las mañanas a mi perro, la gente me detiene en la calle para preguntarme de manera impropia, "¿es niño o niña?". Insatisfecha por la incorrecta apreciación, debo siempre contestar, "ni lo uno ni lo otro; es macho". También me ha sucedido que durante esos mismos paseos, aparecen personas encantadas por la belleza de mi mascota y con gran emoción me preguntan, "¿Y qué marca de perro es esa?". Ya sin ánimo de corregir, asumo que entiendo la idea y simplemente les respondo. 


Podría exponer infinidad de ejemplos  en este momento, incluso desde hace un par de años llevo un libro en el que voy anotando año por año las tremendas equivocaciones en los discursos orales de mis amigos y familiares. Algunos lo toman con gracia y se ríen mientras los leemos; otros, ni siquiera saben que hacen parte de tal libro. 

Lo alarmante del caso es que pareciera que la gente no se preocupa ya por ampliar su vocabulario. Se conforman con las 200 palabras de su léxico y pretenden mantener una conversación interesante de cualquier tema. Se emocionan porque medianamente logran completar la mitad de un crucigrama del periódico dominical y en definitiva, no existe curiosidad alguna por aprender más. 

Creo que estas situaciones se deben a la poca motivación por la lectura desde edad temprana, lo que conlleva a que en su adolescencia y vida adulta tampoco lo hagan; por obvias razones, tampoco producirán textos escritos.  Y para dificultar más la situación, tenemos a nuestro alrededor medios masivos que limitan cada vez más el pensamiento crítico y currículos educativos más apretados que no permiten promover acciones al respecto desde el aula. 

Hablar bien siempre será importante. No es exclusivo para quienes dan discursos en público o quieran trabajar en la NASA. Como lo dice Inés Izquierdo Miller,Asesora Lingüista del Diario La Prensa en Nicaragua,  "El lenguaje es la envoltura material del pensamiento y lo que digamos evidenciará siempre nuestra preparación, nuestro dominio del tema, la educación formal recibida. Hablar y escribir bien es nuestra segunda cédula de identidad. Hay que recordar que cuanto mayor sea la perfección en el uso de las palabras, así será de efectiva nuestra comunicación con los interlocutores. Somos seres sociales, necesitamos comunicarnos con nuestros semejantes para manifestar las experiencias vividas, opiniones propias o para transmitir conocimientos sobre hechos, sucesos, situaciones y aprendizajes. De ahí que la expresión oral sea útil para comunicarse mejor. Hablar bien constituye una ventaja, quienes se expresen con mayor claridad y precisión se abrirán camino en la vida con mayor rapidez, porque el arte de hablar es el arte de persuadir."

Tenemos un idioma hermoso. No hay que esperar cada 23 de abril para homenajearlo. Cuidemos de él y démosle un buen uso diariamente. Espero encontrarme más a menudo en mis paseos con personas que diferencian que los perros son de raza y los autos son de marca. 


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