Hablar de R. L. Stines me transporta a principios de los años 90 en los que como adolescente disfruté con varias de sus historias:"Un verano diabólico", "Pánico en la nieve", "Trampa infernal", "Cita sangrienta", entre otros. En aquel entonces me parecían bastante terroríficas e interesantes y comencé a comprar una cada mes, con lo que poco a poco ahorraba en mi colegio.
Les recomiendo este sitio, en el cual encontrarán una breve reseña de sus obras y algo de su biografía. Aunque lo mejor que podrían hacer, es intentar leer al menos una de sus novelas. Estoy segura que continuarán con la próxima.
Aún conservo varios títulos de la colección "La calle del terror" y hasta donde me ha sido posible, los he compartido con estudiantes que se encuentran en edades en las cuales, leer estas historias llenas de suspenso y terror, es gratificante y valioso. Precisamente, el año pasado tuve la fortuna de recibir entre mis regalos de cumpleaños "La sonámbula", de manos de este grupo de alumnos que al igual que yo, se metieron en el cuento.
R. L. Stines es conocido también como el Stephen King para niños. Su especialidad son las novelas de suspenso y terror dirigidas a público infantil, pero estoy seguro que más de un adulto ha disfrutado de sus interesantes relatos. Lo cautivante de sus historias es que los personajes parecen ser muy reales; incluso llega uno a compararlos con algún vecino, compañero de escuela o conocido porque como lector, se percibe fácilmente una cercanía con ellos.