El legado de la mitología clásica está vigente en nuestro lenguaje cotidiano. Muchas palabras y expresiones que empleamos guardan una estrecha relación con personajes y episodios mitológicos.
ORÍGEN:
Esta palabra designa un miedo o terror súbito e inesperado. "Que no cunda el pánico", es una expresión muy usada cuando se quiere pedir tranquilidad ante una situación de peligro. En la mitología griega, pánico era el terror que producía en las ninfas del bosque la aparición repentina de Pan, dios de los pastores y los rebaños. Veamos la historia:
Pan hacía parte del cortejo de Dionisio, dios del vino, adoptado luego por los romanos con el nombre de Baco. Se trataba de un pequeño monstruo; la parte superior de su cuerpo era de hombre y la parte inferior era de macho cabrío, razón por la cual se le conocía también como Egipán (mitad cabra, mitad hombre). Su rostro arrugado, de barba rala, estaba coronado por un par de pequeños cuernos.
Este personaje se caracterizaba por su frenética lascivia, que le impulsaba a perseguir constantemente a las hermosas ninfas del bosque. Si no podía saciar su apetito con alguna de ellas, lo hacía consigo mismo. Le gustaba esconderse entre los matorrales, especialmente de noche, para espiar a las bellas ninfas, y de improviso salía corriendo para alcanzar alguna. Ellas, aterrorrizadas, huían despavoridas dando gritos para no dejarse atrapar del feo y libidinoso ser.
Y así, nació la palabra pánico en nuestra lengua castellana...
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