Texto incluído en su obra "Orfeo y los cosmonautas"
Atina - la de los pies lados - amaba los bosques, donde a menudo se detenía para oír el crecimiento de los árboles. El bosque, al crecer, suena como una manada de caballos de palo que trota en cilindros de savia.
Atina - la de los pies de pluma - amaba los caminos y, al marchar de un lado para otro, por el soloplacer de hacerlo, supo que los viajes eran otras prolongadas formas de la danza.
Atina - la de los pies volátiles - amaba a los pastores y dejaba que ellos acariciaran sus pechos, que respondían como un par de alondras anidando en las manos.
Apolo - el que hiere de lejos - se enamoró de Atina, pero ella lo rechazó porque amaba más a los pastores que a los dioses. Entonces Apolo la castigó convirtiendo sus alados pies en aletas de sirena y la encerró para siempre en la jaula del mar.
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